En primer lugar, en relación con el cultivo de la
moral, hay dos elementos. Uno de ellos es la capacidad de desarrollar el carácter
de forma natural a través de la práctica del judo como resultado de la
singular esencia del judo. El otro es hacer uso de todas las circunstancias
externas relacionadas con el judo, en particular a las enseñanzas de
la educación moral, para lograr ese objetivo. Me gustaría hablar de esto
último.
Desde
tiempos antiguos hasta hace muy poco en el
Japón, las artes marciales como el jujutsu, kenjutsu, y sojutsu han sido
un importante elemento de la educación superior, y muchas
personas han agudizado sus mentes a través de las artes marciales. El
patriotismo
que las personas sienten por su país está ligado al hecho de si les
gusta o no lo que su país ha hecho hasta ahora, y si esa persona
comparte o no
los mismos sentimientos de sus antepasados. Por lo tanto, si queremos
que en el
futuro el Japón valore a la gente de su país, y si se quiere que la
gente
fortalezca el amor hacia nuestra patria, tenemos que difundir, aunque solo sea un poco, el
espíritu de las artes
marciales a los jóvenes de hoy.
Si
tenemos en cuenta qué tipo de arte marcial
debemos utilizar hoy con el fin de lograr ese objetivo, no hay ninguno
mejor
que el judo. Las costumbres del pasado siguen siendo importantes hoy, y
muchas
personas creen firmemente que las artes marciales son algo que
debe ser honrado, y que la mala intención o comportamiento débil de
voluntad es inadecuado si se aspira a seguir el camino de las artes
marciales. Dicho esto,
hoy no hay necesidad de capacitación en el uso de lanzas, y la necesidad
de
ser un buen espadachín está disminuyendo, por lo que el judo es
claramente el arte
marcial más apropiado para el día de hoy. Si se aprende de un buen
instructor
de judo, naturalmente se podrá honrar a Japón y amar las cosas
japonesas, elevar el espíritu y cultivar un carácter valiente. Además durante la práctica
del
judo, en función del método de instrucción, los estudiantes se ven
influidos de
diversas maneras positivas. Veamos algunos ejemplos:
Al hacer randori en un dojo, donde muchas personas
lo practican, puede haber ocasiones en que tanto las personas con experiencia y
sin experiencia practican juntas, mientras que en otras ocasiones gente del
mismo nivel practican juntos el randori. Algunas personas pueden llegar
naturalmente a una posición de liderazgo, mientras que otras pueden estar en situación de ser dirigidos. En particular, pueden ser aquellos que después de practicar durante un
largo tiempo, pasan desde la posición de ser guiados a la de líderes, y he observado
muchos casos en los cuales estas personas son asignadas para ser instructores y tienen muchas
oportunidades de enseñar a la gente, y esto lo hacen lo mejor posible y de una forma amable.
Como un ejemplo más de la instrucción en un dojo, a
menudo hay circunstancias en que familias o amigos se reúnen y socializan. Es en
estas situaciones cuando el instructor advierte a los estudiantes con respecto
a su lenguaje o comportamiento, es lo mismo que instruirlos a ellos
directamente acerca de la conducta adecuada, ya sea en casa o fuera de casa. Es
decir, éste es el estudio de la etiqueta en la sociedad humana.
Después
de entrenar, los niños pueden estar sedientos, y es probable que
quieran beber agua. En momentos como ese es cuando, si el instructor les
advierte y
da la instrucción apropiada, los estudiantes se controlaran y evitaran
los
excesos. Más tarde, aunque los estudiantes estén solos ya habrán
adquirido
el hábito del control de sí mismos y por tanto no cometerán excesos.
Hay
muchos ejemplos como éste. Normalmente estoy muy ocupado, y lamento no
poder dedicar mucho tiempo a la enseñanza de las bases
del judo, pero los que lo hacen a diario y reciben orientación
seguramente
entenderán el beneficio que la enseñanza
del judo aporta a la sociedad.
Jigoro Kano (1860-1938)