sábado, 18 de marzo de 2017

SHIN - La arrogancia es peligrosa

  Hace ya mucho tiempo vivió un joven llamado Kentaro, quien era estudiante de una de las escuelas de Ju-jutsu más célebres de Japón. El joven Kentaro era muy hábil en Artes Marciales, de lo cual le gustaba presumir.

  En aquel tiempo los bandidos campaban por doquier e imponían su ley, y el joven Kentaro trabajaba de ‘Yojimbo’ (vigilante, guardián), protegiendo las caravanas de viajeros y de valiosas mercancías, con sus habilidades marciales.

  Una tarde en que volvía de su trabajo, paró en una posada de la capital para tomarse un Sake. El joven Kentaro tomaba su Sake cuando un hombre fornido con aires de superioridad entró por la puerta, y después de recorrer con la mirada todo el interior del local fue a sentarse en la mesa de Kentaro que lo miró sorprendido…

- ¿Oye joven, ¿acaso eres Yojimbo? - dijo el recién llegado.

- Así es señor, a eso me dedico - respondió orgulloso Kentaro.

- ¿Tan joven? -dijo el otro- creo que tus habilidades serán tan débiles como tú, un día te aplastarán como a una triste cucaracha… mejor dedícate a otra cosa.

- ¿Qué?, eres un insolente, ¿Quién eres tú?

- Me llamo Naohiro y soy un gran luchador.

- ¡Tonterías!, ¿tú un luchador? - se burló Kentaro - ¿y qué sabes tú de Artes Marciales?

Naohiro lo miró fijamente y dijo:

- ¿Acaso quieres probar mis habilidades?

- ¡Por supuesto! No te tengo miedo - respondió orgulloso Kentaro.

- ¿Ah sí? Pues lo siento, porque hoy se acaba la vida para ti - contestó Naohiro desafiante.

Kentaro gritó:

- ¡No tientes mi paciencia estúpido! - y acto seguido le atacó con un atemi de puño. Pese a la rapidez del ataque, no pudo sorprender a Naohiro, el cual esquivó el brazo atacante y a continuación atacó con el pie.

  La energía de la patada penetró hasta la columna vertebral de Kentaro, mientras éste por efecto de la patada caía hacia atrás totalmente desvanecido. Kentaro a duras penas sobrevivió, pero tuvo graves secuelas físicas hasta el fin de sus días.

  No obstante, no abandonó las Artes Marciales y desde sus limitaciones enseñó Ju-jutsu a sus alumnos, enseñándoles sobre todo a no dejarse llevar por la arrogancia y el ardor juvenil.

  Por creer demasiado en su propio talento, él mismo se buscó su propia desgracia. Algún tiempo después, Naohiro, con el mismo karma, murió durante una pelea.