martes, 14 de octubre de 2014

SHIN - Cortar los cuernos del Toro

  En judo, cuando el maestro nos dice (y lo dice sólo a las personas que están decididas a mejorar), 'Has dominado esta técnica. Ahora olvídate de ella durante seis meses', pensamos, '¿Qué? No se me permite hacer esa técnica? Voy al Tatami a entrenar y no se me permite hacer mi mejor técnica? Tengo que tratar de hacer otras cosas que no puedo hacer? Me van a contrar, voy a parecer un tonto absoluto!

 Actualmente muchos de nosotros fallamos en esta prueba. Pensamos, '¡Oh, no! Yo no voy a hacer esto'. Y volvemos a lo que sabemos hacer, y conseguimos algo de éxito.
 
 Pero aquellos que tienen fe en su maestro y se dan cuenta que su maestro tiene fe en ellos, siguen su consejo y abandonan su técnica favorita por un tiempo. Comienzan a desarrollar un movimiento libre, no se fijan en un punto. Pueden moverse libremente. Si la oportunidad está ahí la aprovechan, porque sus mentes no están fijas en una sola técnica o situación.

 Vamos en busca de oportunidades, tratando de crear oportunidades, para poder utilizar nuestra 'gran arma'. Pero en realidad, la gente de alguna manera tiene el instinto de no ponerse frente a nuestra 'gran arma', aunque ésta pueda estar oculta entre los arbustos.
 
  Nuestros métodos fallan al final, así que nos damos por vencidos. En judo a esto se le llama 'Cortar los cuernos del toro'. Después de una intensa práctica de ocho años, desarrollamos habilidades muy fuertes y eso son los cuernos del toro, que es con lo que luchamos. De repente, se nos corta el paso. Y eso significa que uno vuelve a ser un principiante de nuevo.

 Esta es una parte muy importante del entrenamiento mental del judo, tanto como la parte técnico-táctica. Los profesores también nos dicen, y ellos lo han puesto en práctica también, que cuando nos hacemos fuertes y conocidos, y hemos dominado algún aspecto, deberíamos probar algo diferente donde seamos completamente inútiles. Si usted es un violinista, y ha dominado el violín, entonces pruebe el piano y verá como tropezará con los ejercicios de cinco dedos una y otra vez. Los maestros dicen que cuando uno se ha vuelto una gran rana en su propia charca, hay que ir a la charca vecina y hacerse un renacuajo, un pequeño renacuajo diminuto.

 Esto es lo que se conoce como 'cortar los cuernos del toro' y ser capaz de moverse libremente a otras formas.

Trevor Leggett