El Sensei de un pequeño Dojo de Judo puso a todos sus estudiantes juntos en el
Tatami para que practicaran Randori. Los estudiantes se desplazaron alrededor
esquivando a los compañeros con frecuencia. Sin embargo, algunos no pudieron
evitar chocar entre ellos o rebotar en las paredes, por lo que murmuraron:
“Este sitio es demasiado pequeño. Necesitamos un lugar más grande donde
entrenar”.
Tras escuchar su
queja y al día siguiente, el Sensei puso grandes pelotas de entrenamiento en
los bordes del Tatami. Otro estudiante corrió y saltó a varios de sus
compañeros haciendo la voltereta de Judo. “Necesito tomar más impulso, pues es
muy difícil saltar y caer así”.
Al día siguiente, el
Sensei puso dos grandes colchonetas de caídas en el Tatami. “Aquí hace mucho calor
con toda esta gente. Nos encontramos demasiado cerca y necesitamos más
espacio”, se quejó otro estudiante. Después del fin de semana los estudiantes
regresaron al Dojo y descubrieron con sorpresa que había una nevera llena de
botellas de agua mineral y zumos. Aunque tuvieron que abrir la puerta cuando
alguien pasaba cerca, la mayoría de estudiantes lograron tomar sus bebidas
frías. Un nuevo estudiante se quejó diciendo: “¡Cada vez que trato de beber,
alguien me golpea con el codo y ni siquiera hay sitio para sentarse!”.
Durante
los días siguientes el Dojo se llenó de sillas y más sillas, algunas de ellas
plegadas contra la pared y otras tantas con cómodos almohadones para poder
sentarse. Ahora sí, cada uno de los estudiantes pudo sentarse, pero tan sólo lograron
observar cómo ocasionalmente unos pocos entrenaban Randori. Mientras tanto, un
antiguo alumno dijo: “Deseo más lugar para practicar Kata”.
Al día siguiente, el
Sensei pidió a todos los estudiantes que recogiesen las pelotas, las colchonetas,
la nevera y las sillas y lo llevaran todo fuera del Dojo, dejando todo en orden
en el pasillo. De repente, el Dojo resultó estar vacío y lleno de
posibilidades. “¡Ahora sí que hay mucho lugar aquí!, dijeron felizmente los
estudiantes. “Nunca me había dado cuenta de este gran espacio para poder
entrenar que por suerte nos ha dado el Sensei. Sin duda aquí podremos practicar
cómodamente”.
El Sensei simplemente
observó y tranquilamente bebió un trago de Zumo.