Por
el maestro Toshiyasu Uzawa
El
origen del Judo se remonta a los combates entre los guerreros del antiguo Japón.
Según algunos autores que investigaron la literatura antigua, el primer combate
del que se tiene testimonio es el que tuvo lugar entre dos hombres muy fuertes.
Estos sostuvieron una pelea a muerte por orden del Emperador Suinin en el año
23 antes de Cristo.
En el año 1874, el maestro Jigoro Kano, que
era entonces un estudiante, se interesó por el Jujutsu que, por aquellos
tiempos, estaba en decadencia. Estudió varios de los estilos más famosos del
Jujutsu que unido a sus investigaciones sistematizó; de esta síntesis, surgió
el Judo moderno. Jigoro Kano también era un gran filósofo y halló en el Judo un
elemento educativo; basándose en él, formó la teoría del Judo.
Las técnicas de Judo se pueden clasificar en
tres partes: la primera corresponde a las técnicas de proyección, es decir,
aquellas técnicas que controlan el cuerpo del contrario proyectándolo al suelo
desde la posición de pie. La segunda se llama Katame-waza, en esta parte se
recogen las técnicas que controlan al adversario, inmovilizándole,
estrangulándole, luxándole las articulaciones. En la tercera y última parte o
Atemi-waza, se enmarcan aquellas técnicas de control por medio de golpes con el
brazo o la pierna, dirigidos a los puntos vulnerables del adversario.
Así las técnicas de Judo tienen
características particulares, como coger, estrangular, luxar, inmovilizar,
proyectar, que se practican hoy como Judo moderno, y que cualquier persona
puede practicar; pero excluyendo su aplicación a las partes peligrosas. Aunque
las técnicas de Judo que se practican hoy como deporte, también pueden ser
peligrosas según su aplicación.
En otros deportes la técnica va encaminada a
dar más animación al juego o a despertar mayor interés en los espectadores.
Dadas las características propias del Judo, si se quiere alcanzar un alto nivel
técnico, no se puede poner como objetivo primero la vistosidad o animación,
porque de este modo no sería útil y sí peligroso. Por lo tanto, el objetivo a
perseguir es la formación técnica conjuntamente con la formación moral.
Así, la rectitud imparcial, la seriedad y la
ética son fundamentales para que pueda existir armonía entre ambos
contendientes, y aunque exista peligro en las técnicas se pueda desarrollar y
progresar. Como en todos los deportes de combate, el Judo satisface el instinto
primario de lucha que todo ser humano lleva en sí, aunque a través de una depurada
técnica.
Físicamente, las técnicas son una aplicación
de fuerzas. Pero en Judo se aprovecha la fuerza del contrario unida a la de uno
mismo. Así, teniendo los mismos conocimientos técnicos tiene más eficacia una
persona fuerte que una débil. No obstante, la utilización brusca de la fuerza,
no sirve de nada. La aplicación de la fuerza, tiene que ser posterior al
aprendizaje de la técnica, o dicho de otro modo, la fuerza se aplica a la
técnica y no la técnica a la fuerza.
Por otra parte, el utilizar sólo la fuerza,
no supone realizar correctamente las técnicas, sino que puede incluso ocasionar
lesiones. Además aplicar la fuerza sin razón lógica no es el Judo verdadero,
aunque se ganen los combates. En Judo, es necesario aprender la esencia de las
técnicas para que salga un movimiento perfecto.
Generalmente en los deportes se goza
practicándolos y mirándolos. Pero en Judo es más importante disciplinarse que
exhibirse. Su entrenamiento va acompañado siempre de sufrimiento, de un trabajo
constante y de modestia.
En competición, ocurre con frecuencia que se
decide una victoria o una derrota por un momento de descuido, aunque ese
descuido sea de un 1 por ciento, y se haya estado atento a un 99 por ciento. Se
puede apostar por un vencedor con un 1 por ciento.
Por otra parte, hoy no sucede como antaño
cuando los guerreros luchaban poniendo en juego su vida. Sin embargo, la
historia y carácter del Judo son los mismos.
Al aprender Judo se empieza por Ukemi, es
decir, “forma de caer”. Este Ukemi es una forma de especial de Judo, que reduce
el choque en la caída, aplicando los principios de amortiguación; balanza y
rotación, etc.
Este modo de defensa es, en principio, la
condición fundamental del Judo, y no debe faltar nunca en el practicante desde
sus comienzos hasta que llega a ser un maestro.
Se dice tradicionalmente: “Las técnicas de
Judo se aprenden cayendo una y otra vez”. Esto es, cuando se domina bien la
forma de caer o Ukemi. En el momento de caer por una proyección del contrario,
se puede sentir la razón de esta técnica.
La teoría del Judo se debe aprender a través
del cuerpo, sintiéndola como cosa propia. En caso contrario, no se aprenden
realmente.
El nivel técnico de un practicante de Judo se
puede apreciar por observación de sus ejercicios de Ukemi. También, cuando
observamos los entrenamientos, las técnicas y la actitud de un Judoka en
combate, podemos ver fácilmente su carácter.
Cuando el entrenamiento de Judo de hace con
un adversario inferior, se le enseña, y a la vez se estudia la técnica propia.
Cuando se hace con un adversario superior, no se debe tener miedo a caer, y hay
que atacar con decisión, para aprender las técnicas a través del propio cuerpo.
Cuando practicamos con alguien del mismo
nivel, debemos intentar dominar completamente al contrario, concentrando toda
nuestra energía. Así progresan ambos contendientes, con seriedad y eficacia. Si
se gana el combate de engaño, no se podrá realizar progreso ni desarrollo.
Como lo indica su historia, el Judo como deporte
viene de las Artes Marciales Tradicionales y debe ir conforme al espíritu del
Bushido. El Bushido puede compararse al ideal de los caballeros occidentales de
la Edad Media.
Al fundarse el Kodokan como tal organismo se
cambió el nombre de Jujutsu por el De Judo. La razón de este cambio de nombre
se debe a que el Judo a diferencia del Jujutsu, enseña las técnicas para el
perfeccionamiento de la moral humana.
La ideología del aprendizaje de Judo, queda
expresada por las siguientes palabras: Seiryoku-Zenyo, Jita-Kyoei, cuyo
significado es: Seiryuku-Zenyo, “el Judo es la manera de usar lo más
eficazmente posible la fuerza del cuerpo y del espíritu” y Jita-Kyoei quiere
decir: “el Judo beneficia a los dos contendientes”.
El objetivo de los que practicaban
anteriormente el Jujutsu era sólo ganar los combates, en cambio el objetivo del
Judo, como nuevo método, no es solamente el ganar sino además una formación
física y ética. La parte ética viene dada por la forma de ganar los combates,
ejercitando la inteligencia y dando lugar a una moralidad. Los efectos o
consecuencias de de esta formación física y ética se pueden sentir en las
palabras Seiryoku-Zenyo, Jita-Kyoei.
Cuando un Judoka hace un combate tiene que
observar la reacción del contendiente pero también la suya, estudiando la
constitución física del contrario, su nivel técnico, su técnica especial, sí
como su carácter y también las condiciones del lugar de la competición,
relacionando todo ello con su propia condición.
Por lo tanto, se puede decir
que el combate ha empezado en cuanto se saben los resultados del sorteo.
La teoría del combate ideal puede expresarse
de la siguiente manera: “No envanecerse por la victoria, no humillarse por la
derrota, no menospreciar al adversario, no temer por el peligro, caminar por un
solo camino, es decir, entregarse al combate con las mayores posibilidades,
concentrándose en él y apartando los pensamientos inútiles. También esta manera
de ser puede aplicarse a la vida en general”.
En el mundo complejo de hoy, no se puede
vivir individualmente. Muchas veces en la vida puede ocurrir que se logre o
condiga algún objetivo en comunidad, colaborando o dialogando con la gente; de
esta realidad humana surge el significado de Jita-Kyoei.
Dicho de otra manera, en el entrenamiento,
los contendientes se agarran mutuamente, y practican los dos, nunca aprende uno
sólo, aprende tanto uno como el otro. Es lógico que cada cual tenga alguna
diferencia en su aprendizaje, debido a diferencias de carácter, condición física,
forma de pensar, etc. Pero si el entrenamiento se realiza siempre con la misma
persona, se llega a conocer sus costumbres y dar lugar a la monotonía, por lo
tanto, entrenando con más personas se estudian diferentes costumbres,
constituciones físicas, caracteres, etc. Que enriquecen su progreso, es decir,
si se practica con muchos compañeros se ayuda a aprender y a enseñar y, de este
modo, se produce el espíritu de Jita-Kyoei.
El fundamento de las técnicas de Judo es
dominar al contrario aplicando lo mínimo de fuerza propia y aprovechando el
máximo de fuerza de él. Relacionando esta idea con las palabras de Jigoro kano
“aplicando toda la energía propia al máximo se puede obtener mayor eficacia en
la vida", esto queda expresado en las palabras de Seiryoku-Zenyo. En el combate los
dos contendientes tienen el mismo objetivo: ganar, pero para poder realizarlo
es necesario conocer al contrario, conocerse a sí mismo y aplicar su fuerza
espiritual y su potencia física, es decir, combatir en condición óptima.
Si no
se respeta el reglamento de los deportes no se puede realizar la competición.
De igual modo, si no colaboran los dos judokas en su enfrentamiento, no se
puede realizar la competición. Cuando se enfrentan éstos, la apariencia externa
es la de que son enemigos. Sin embargo, el sentir interno es de colaboración
mutua por cumplir el Reglamento.
El objetivo de la educación física de hoy es
formar al hombre a través de la actividad física por medio de los deportes.
Naturalmente se practica un deporte porque gusta o interesa. Se puede decir que
la finalidad que persigue es la técnica, no tiene un objetivo tan práctico como
el aprender defensa personal, es decir, no dejarse dominar dominando. Persigue
igualmente la técnica, pero durante los combates nunca puede faltar la armonía;
si ésta se pierde, así como el respeto al adversario, el Judo se hace
peligroso. También es muy importante la seriedad que nunca puede faltar, igual
que en otros deportes, en competición, ni en entrenamiento.
Pero en Judo es más necesario este carácter
de seriedad por el peligro que en sí encierra. Enfrentándose con estos peligros
se alcanza una superación personal, pero para ello es necesaria una disciplina
muy dura, formándose de este modo física y mentalmente. El objetivo primordial
del Judo es
dominarse a sí mismo.
Para disciplinarse todavía más, además del
entrenamiento duro de todo el año, existen unos entrenamientos especiales
aprovechando las condiciones de la naturaleza. Esto se llama Sochu-Geiko y Kan-Geiko,
el primero se realiza en verano y durante las horas de más calor, superando la
condición
adversa; el segundo, se
realiza en invierno en las horas más frías, es decir, de madrugada.
Estos entrenamientos duran un mes, incluyendo
domingos y días festivos. Si se logran terminar estos entrenamientos se experimenta
una gran satisfacción y se tiene confianza en uno mismo.
Estos entrenamientos, que como hemos dicho,
duran un mes, suponen una fuerza de voluntad grande por parte de todos los
participantes. Pero si se disciplinan dominando estas condiciones, pueden
llegar a ser hombres tenaces en todos los aspectos de la vida.
El auténtico Judoka no es sólo fuerte
físicamente. Se dice que el Judo empieza y termina con cortesía; esta cortesía
no significa saludar antes y después del entrenamiento o competición, es algo
más, es un respeto al adversario mientras se está practicando Judo,
disciplinándose de forma mutua.
El fundamento o sentido de esta cortesía es
recibir la enseñanza tradicional del Judo con sumisión.
Es una condición del
ser humano recibir las enseñanzas tradicionales de manera sumisa.
Durante el entrenamiento hay que dejar a un
lado las consideraciones propias y escuchar las enseñanzas del profesor,
aprendiendo los fundamentos técnicos modestamente y pensando todavía más.
Característica de la técnica del Judo es el
combate cuerpo a cuerpo, por eso, para dominar todas las dificultades es
necesario tener un orden en el entrenamiento, y por consecuencia podrá el
Judoka progresar técnicamente, y obtener un ambiente de compañerismo. Bajo este
punto de vista, el Judo ha instituido incluso el saludo.
Alguna vez se pueden encontrar casos, como el
responder al público o demostrar su victoria con gestos. Si se ha ganado el
combate esforzándose y empleándose todo lo posible con responsabilidad se tiene
que respetar al adversario porque también él se ha esforzado por igual.
Los Judokas no deben cerrarse exclusivamente
en la idea de ganar o perder. Para poder decir que es un Judoka de verdad debe
esforzarse más en profundizar el camino del Judo.
En el proceso de la disciplina y con el
espíritu que recibe de la enseñanza del profesor, puede cultivar, según dijo
Jigoro Kano:
-Un carácter noble.
-Rechazar un ambiente de presunción.
-Rectitud.
-No rechazar la dificultad o el
sufrimiento.
-Bondad.
-Imparcialidad.
-Cortesía.
-Modestia.
-Valor.
-Paciencia.
-Seguridad.
-Rapidez.
Teniendo en cuenta que el adversario se está
esforzando tanto como uno mismo, y aún siendo superior a él, no hay que ser
presuntuoso. Esto se relaciona directamente con: rechazar un ambiente de
presunción, la Cortesía, la Modestia, y así, automáticamente da lugar a un
carácter noble.
No hay que temer el peligro que se
relaciona con No rechazar la dificultad o el sufrimiento, el Valor, la
Paciencia, y por consiguiente, da lugar a la Modestia, la Rectitud, etc.
Teniendo menos fuerza hay que aprovechar el
máximo de la fuerza del contrario para dominarle, esto es un instinto humano
para defender la propia vida. Pero esta acción tiene que realizarse rápidamente,
ésta es la capacidad de la rapidez y seguridad.
Entendiendo estos significados y
practicando con disciplina física y mental el verdadero Judo estoy seguro que
puede ser éste de gran contribución para la sociedad.
Conferencia en la Facultad de Filosofía y
Letras.
Cátedra Universitaria.
Madrid, 10 de Mayo 1973
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