«Nada es más arduo que la lucha armada.»
Un combate real siempre trae consecuencias indeseables. La lucha debe evitarse por todos los medios. Si no hay otra salida, hay que luchar de forma indirecta evitando el choque directo con el enemigo. Luchar con otros cara a cara es lo más arduo del mundo.
«La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas.»
El dominio de la distancia es una habilidad fundamental en Judo y es vital en un combate real. Hay que aparentar estar lejos para atraer al oponente y cerrar la distancia antes que él. Hay que engañar al adversario para que no se apresure, mientras caemos de improviso sobre él. Siempre se ha dicho que el Judo es el Arte de transformar las desventajas en ventajas.
«La lucha armada puede ser provechosa y puede ser peligrosa.»
Para un experto Judoka es provechosa, para el inexperto peligrosa. Sea como sea, y siempre que sea posible, hay que evitar la lucha, porque, dada la imprevisibilidad de un combate, nos puede acabar saliendo «el tiro por la culata».
«Un ejército perece si no está equipado, si no tiene provisiones o si no tiene dinero.»
No puedes ni debes combatir si no estás bien preparado para ello. El estar bien preparado es asegurarse más de la mitad del combate.
«Si ignoras los planes de tus rivales, no puedes hacer alianzas precisas.»
Esto significa que tienes que conocer a tus rivales antes de luchar contra ellos. Si no conoces su estrategia, es claro que no debes combatir.
«A menos que conozcas las montañas y los bosques, los desfiladeros y los pasos, y la condición de los pantanos, no puedes maniobrar con una fuerza armada. A menos que utilices guías locales, no puedes aprovecharte de las ventajas del terreno.»
No solo hay que conocer al oponente, sino también el entorno en el que vas a luchar contra él. Solo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar con confianza y seguridad.
«Cuando una fuerza militar se mueve con rapidez es como el viento; cuando va lentamente es como el bosque; es voraz como el fuego e inmóvil como las montañas.»
«Furinkazan» era el lema del célebre General Takeda Shingen: sólido como una montaña, arrasador como el Fuego, tranquilo como un Bosque e intocable como el Viento.
«Es tan difícil de conocer como la oscuridad; su movimiento es como un trueno que retumba.»
Hay que ser discreto e inescrutable como la oscuridad. Rápido como un trueno para que nadie pueda evitarte.
«Actúa después de haber hecho una estimación. Gana el que conoce primero la medida de lo que está lejos y lo que está cerca: ésta es la regla general de la lucha armada.»
El primero que hace el movimiento es el "invitado", el último es el "anfitrión". El "invitado" lo tiene difícil, el "anfitrión" lo tiene fácil. Cerca y lejos significan desplazamiento: el cansancio, el hambre y el frío surgen del desplazamiento.
«De este modo, la energía de la mañana está llena de ardor, la del mediodía decae y la energía de la noche se retira.»
Cualquier débil en el mundo se dispone a combatir en un minuto si se siente animado, pero cuando se trata de entrar en combate, es poseído por la energía; cuando esta energía se desvanece, se detendrá, estará asustado y se arrepentirá de haber comenzado.
«Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar el corazón.»
A menos que tu corazón esté totalmente abierto y tu mente en orden, no puedes esperar ser capaz de adaptarte a responder sin límites, a manejar los acontecimientos de manera infalible, a enfrentarte a dificultades graves e inesperadas sin turbarte, dirigiendo cada cosa sin confusión.
«Dominar la fuerza es esperar a los que vienen de lejos, aguardar con toda comodidad a los que se han fatigado, y con el estómago saciado a los hambrientos.»
Esto es lo que se quiere decir cuando se habla de atraer a otros hacia donde estás, al tiempo que evitas ser inducido a ir hacia donde están ellos.
«Evitar la confrontación contra formaciones de combate bien ordenadas y no atacar grandes batallones constituye el dominio de la adaptación.»
La regla general de las Artes Marciales es la de no atacar y evitar al enemigo cuando está en su momento más fuerte. Es preciso buscar el momento oportuno que, sin duda, se presentará.
«No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas.»
Si los adversarios huyen de repente antes de agotar su energía, seguramente hay emboscadas esperándote; en este caso, debes retenerte y no lanzarte en su persecución
«No detengas a ningún ejército que esté en camino a su país.»
Bajo estas circunstancias, un adversario luchará hasta la muerte; y eso, no nos interesa. Existe un dicho: "al enemigo que huye, puente de plata".
«Hay que dejar una salida
a un ejército rodeado.»
Hay que dejar una salida al adversario acorralado, para que así no esté dispuesto a batirse hasta la muerte. Siendo así, podremos aprovechar para atacar si es necesario.
«No presiones a un enemigo desesperado.»
Jamás hay que olvidar que un animal agotado seguirá luchando y destrozará salvajemente todo a su alrededor, pues esa es la ley de la naturaleza.