Hace algún tiempo un estudiante de Judo occidental se subió a un tren abarrotado de gente. Se fijó en un trabajador japonés que iba bastante borracho y se metía con la gente. El hombre, lleno de rabia y odio, increpó a una mujer mayor.
El estudiante de Judo, un hombre de más de 1,80 m de altura, había practicado Judo durante años. Vio que el borracho molestaba a aquella pobre gente y aquello le pareció un buen motivo para intervenir. quería pararle los pies a aquel tipo agresivo. Además, por fin tenía la oportunidad de usar el Judo con fines éticos.
Se levantó de su asiento. El borracho lo miró y empezó a insultarlo. El estudiante, lo miró con ojos desafiantes. Eso enfureció al borracho y provocó que se abalanzara hacia él.
Entonces alguien exclamó con voz alta y clara: "¡Eh!". El borracho se detuvo y avanzó tambaleándose en la dirección de donde había venido el grito. El estudiante de Judo, que ya se había preparado para responder al ataque, también miró en aquella dirección.
Un viejo de pequeña talla le dijo en tono jovial al borracho:
- Ven aquí.
El borracho se plantó delante del viejecito y, con ganas de pelea, le preguntó agresivo:
- ¿Qué quieres, viejo de mierda?
-¿Que has bebido?- le preguntó el anciano afablemente.
El borracho, todavía muy agresivo, contestó que había bebido Sake. El anciano empezó a explicar contento que a él también le gustaba beber Sake con su mujer, sentados en el banco del jardín. Y miró con ojos radiantes al borracho, que se tranquilizó un poco. El viejo le preguntó por su mujer. No tenía mujer, ni dinero, ni sitio para dormir. Y se avergonzaba de ello.
El viejo siguió hablando afablemente:
- ¿Por qué no te sientas aquí conmigo y me lo explicas todo?
El borracho se sentó y los dos se pusieron a hablar. El estudiante se dio cuenta de que acababa de presenciar una demostración de Judo en su máxima perfección. Él, un experto en Judo, iba a combatir al borracho con la fuerza de sus músculos. Al anciano , en cambio, solo le habían hecho falta unas palabras amables para vencer.
Ésa es la actitud mental necesaria para vencer sin luchar.