Me gustaría hablar del arte del control en
la práctica del judo. Digamos que A y B están practicando randori, supongamos que A es
un grado más bueno que B. Existe un peligro para A si, creyendo que es más fuerte que
B, se muestra demasiado convencido y confiado y usa demasiadas técnicas contra B sucesivamente. En
esta situación, es muy posible que A use algunas técnicas fuera de tiempo o
inapropiadas, esto abrirá una puerta para que la explote B, y así se equilibre
algo el combate. Esto tendría también un efecto positivo sobre B, lo que le
llevaría a creer que él es contrincante para A.
Por otro lado, si A evita complacencias y usa
técnicas precisas y apropiadas sobre B, tras cuidadosa atención de todas las
opciones, naturalmente su técnica será efectiva y evitará errores. Esto tendrá
efectos psicológicos sobre B haciéndole sentir que la habilidad de A es
superior. Así, si B llega a convencerse de esto, encontrará más difícil derrotar a A incluso cuando las técnicas de A
no sean las apropiadas. Con esta línea de razonamiento, y dependiendo del
método que utilize A, se puede llevar a B a creer que él es contrincante para A o bien forzarle a rendirse.
Si
aplicamos esto a una situación en la cual A y B
están discutiendo, incluso si A es superior a B en términos de estudio y
elocuencia, si A imprudentemente intenta llevar sus razonamientos
demasiado lejos, B podría
eventualmente encontrar algún punto débil en los argumentos de A y dar
con un contraataque. Por otra parte, si A reconoce los puntos fuertes de B,
actuará sin disputar excesivamente con éste y presentará sus ideas de
forma
razonable y sin concesiones. Entonces existe la posibilidad de someter a B a las razones de A
y hacer que acabe por creerlas sin cuestionar su relativo mérito.
Esta forma de razonamiento no se aplica únicamente a situaciones tales como debates
entre
dos personas; puede ser aplicado también a las relaciones entre un
gobierno y sus ciudadanos, o entre profesores y alumnos.
Jigoro Kano (1860-1938)