sábado, 8 de octubre de 2016

SHIN - Los dedos meñiques

  El difunto Sakujiro Yokoyama, renombrado exponente del Judo, al ser preguntado sobre el secreto de la esencia del Judo, tras profunda consideración dijo: “Creo que la esencia del Judo consiste en utilizar bien los meñiques y los dedos pequeños de los pies.” Esta declaración podrá parecer poco convincente, casi ridícula, pero es una aserción aguda que refleja sus altos conocimientos. Sus méritos solo podrán ser apreciados por aquellos que han tenido una larga experiencia práctica.

  Se puede entender o conocer la diferencia que representa la longitud de una palanca en el funcionamiento de una máquina. Una fracción de milímetro puede significar la diferencia entre la operación o la inacción. La longitud no solo afecta a la potencia de la palanca, sino que además, de su exactitud depende la sutileza del contacto y la dirección del movimiento, factores vitales para el funcionamiento rítmico y fácil de una máquina. La acción del mecanismo del propio cuerpo, aplicada al oponente, es gobernada por la misma dinámica. 

  Mediante el uso de los meñiques y los dedos pequeños de los pies, se alarga la palanca del cuerpo por pulgadas y se forma “la palanca” sobre la línea de aplicación longitudinal. Además, se podrá dar un toque sutil a la acción, ya que los dedos son más sensibles y diestros que cualquier otra parte del cuerpo. Los toques de la mano componente del artista o del músico producen el arte, entiéndase arte o música, no cantidad de pintura ni tamaño del instrumento. Lo mismo sucede en el Judo, no son el número de movimientos, la fuerza muscular o los conocimientos técnicos los que hacen de él un arte, sino la forma en que son aplicados o ejecutados.

  Igualmente ocurre en la vida, la profunda verdad filosófica o la sublime doctrina espiritual, tienen poco o ningún valor práctico sin los toques humanos que lubrican la maquinaria de la vida y la sociedad del hombre. Una pequeña palabra de aliento, un ligero acto de bondad, el suave roce de una mano benévola, la muda mirada comprensiva, todos ellos toques finales en el arte de la vida y la felicidad del hombre.

 Por otra parte, el uso mal intencionado de los “dedos meñiques” es perjudicial, realmente un toque final en el otro sentido, para el hombre o para la sociedad. Un comentario malicioso o un tono difamatorio en una palabra, es con frecuencia suficiente para dar lugar a un perjuicio, no fácil de aclarar, especialmente cuando se hace en confidencia.

  De este modo aprendemos, a través del Judo, el valor de los “dedos meñiques” y su aplicación, cuyo principio fundamental es aplicable a todas las actividades humanas. Las dificultades que presenta la obtención de la destreza o la coordinación requerida, es cuestión enteramente distinta a la ignorancia o falta de comprensión. La primera nos guiará si nos esforzamos por ascender por la senda del progreso, mientras que la segunda, nos mantendrá corriendo en un círculo vicioso, tal como lo hace actualmente el mundo en general.


 

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