jueves, 27 de septiembre de 2018

SHIN - La Taza está llena

  Un buen día llegó al Dojo un alumno nuevo que era extranjero. Era un gran campeón de Judo y nada más entrar pidió hablar con el maestro. Éste le invitó a sentarse con él en una pequeña mesa que había en la parte de atrás del local mientras sus compañeros continuaban practicando. Se sentaron el uno delante del otro y se pusieron a hablar.

  Desde el principio fue obvio que el extranjero no estaba tan interesado en las clases del maestro como en impresionarlo con sus conocimientos. Cada vez que el maestro empezaba a explicar alguna cosa de Judo, el visitante le interrumpía con expresiones como: “Ah, sí, nosotros también lo hacemos, eso”.

  Finalmente, el maestro paró de hablar y comenzó a servir el té al visitante. Llenó la Taza hasta arriba, y después siguió llenando hasta que la Taza rebosó.

— ¡Basta! — interrumpió el extranjero una vez más —. La Taza está llena. ¡No cabe más té!

— Ya lo veo — dijo el maestro —. Como esta Taza, tú también estás lleno de tus propias opiniones y especulaciones. Si no vacías primero la Taza, ¿cómo pretendes saborear mi té?

  Vaciar la Taza quiere decir asumir que no tienes todas las respuestas. Inicia el estudio del Judo con una página en blanco, sin ideas preconcebidas, opiniones o prejuicios que impedirán todo intento de aprender. Como bien exclamó el extranjero, no cabe más té en una Taza que está llena. Para descubrir hemos de hacer servir, como punto de partida, una Taza vacía. No puede haber aprendizaje sin un punto de partida neutral.

  Olvídate de lo que ya conoces. Desecha tus ideas y opiniones preconcebidas, la visión que tienes del mundo tiene que desaparecer. ¿Sabes por qué es útil una Taza? Porque está vacía. Prepárate para vaciar tu Taza y así podrás saborear el té.

  Para conocerse uno mismo, para descubrirse, para iniciar el proceso de conocimiento interior del Judo, tienes que vaciar la Taza. En una Taza vacía, pueden entrar nuevas ideas, más experiencias, nuevos puntos de vista. Una Taza llena no puede recibir más té del que ya tiene. Antes de iniciar el aprendizaje de cualquier cosa en la vida, vacía la Taza, descarta las ideas que has elaborado para poder recibir las nuevas. No te escondas detrás de lo que ya sabes, no discutas cada cosa que te encuentres en el camino. Abre tu mente, se receptivo.

  Aquellos que insisten en dominar una conversación, los que se niegan a escuchar evidencias y puntos de vista que ponen en peligro aquello en lo que creen, se cierran en una posición que evita cualquier tipo de crecimiento. Su ansia por probar un punto de vista particular supera el deseo de buscar la verdad. Se niegan la posibilidad de conocer, impiden recibir cualquier otro punto de vista que no sea el que ya han aceptado como propio.

  Estar de acuerdo o en desacuerdo con un argumento a menudo corta la posibilidad de hacer crecer y cultivar nuevas ideas. Las personas con una actitud como la del extranjero rechazan ver el bosque por miedo a perder la perspectiva de su árbol. Son el paradigma del microcosmos de las ideas. Creen que ya han encontrado todas las respuestas y en una discusión están más interesados en vencer que no en intercambiar ideas y valorar nuevos puntos de vista. La victoria no ha de ser el objetivo de un diálogo, sino el aprendizaje. El pensamiento ‘sé todo lo que debo saber’, además de chocar gravemente con la realidad, bloquea el crecimiento. Nadie sabe tanto como para descartar de entrada las opiniones de los otros. El sabio dice:

“Los hombres sabios no necesitan probar sus argumentos.
Los hombres que necesitan demostrar sus argumentos no son sabios.”

  Las opiniones que tenemos no nos hacen más fuertes ni más inteligentes. Las ideas no definen tu potencial. Lo que define a una persona poderosa es la capacidad de descartar los propios puntos de vista para escuchar los de otros. Quien no trata de ganar, quien no se toma el diálogo como un combate personal, se convertirá en una persona digna de ser escuchada.

  Los que se sienten ofendidos cuando alguien pone en duda sus opiniones se consideran poca cosa. Dependen de tener razón para sentirse valorados. Se definen a partir de sus ideas, sus creencias, sus puntos de vista. El auténtico potencial del ser humano no reside en las ideas, sino en la capacidad de deshacerse y adaptarse al cambio de puntos de vista, de negarse a sí mismo y construirse de nuevo.

  A lo largo de su vida Jigoro Kano (1860-1938) siempre intentó vaciar la propia Taza para aprender de diferentes maestros y de otras escuelas. Interpretaba el vacío como una fuente de conocimiento, el espacio como un lugar para recibir, no como una carencia o una debilidad. Intentó estar siempre abierto para que la vida pudiese entrar dentro de él y dejó el espacio necesario para que esto pasara.

  Aplicaba la metáfora de la Taza de té en el caso de una discusión entre dos amigos o un enfrentamiento con un ser querido. Creía firmemente que el conflicto no podía llegar a ningún lado si una de las dos personas enfrentadas no abandonaba  su posición para escuchar a la otra. Si en lugar de oponerte al otro abrazas lo que dice, la pelea se acaba.

  El maestro Bruce Lee (1940-1973) explicaba en una carta a uno de sus mejores amigos que le pedía consejo porque no paraba de discutir con su pareja:

“Cuando veas que comenzáis a discutir pon la mente en blanco. Imagínate que es una Taza de té y olvida tus argumentos. Da igual si tienes razón o no. Vacía la Taza. Prepárate para recibir el té de tu mujer. Escucha lo que te dice y adopta una posición comprensiva. Que ella vea que la escuchas y la comprendes. Cuando dejes de hacer servir tus argumentos como un escudo y te muestres abierto a ella dejaréis de discutir. Dos personas no pueden luchar si una no quiere. Lo único que has de hacer es recibir.”

  Entonces el motivo de la discusión aparece de forma evidente por encima del enfrentamiento individual de las dos personas y deviene estúpido. ¿Por qué discutimos, en realidad?  ¿Se enfrentan nuestras ideas o nos enfrentamos nosotros? ¿Queremos comunicarnos o queremos vencer? Vaciar la Taza es un gesto de proximidad, frente al cual, las armas de la retórica y de las ideas caen por sí solas. Ya no hay combate, sino encuentro.

  La metáfora de la Taza de té, es un buen punto de partida para el aprendizaje del Judo. Antes de adentrarte en su estudio intenta situarte en un estado neutral. Seguramente no estarás de acuerdo con todo lo que se expresa, pero intenta no discutir mentalmente cada palabra de tu maestro, intenta no enfrentarte a las ideas. Haz el esfuerzo de recibirlas con el espacio en blanco como premisa. Vacía la Taza para poder saborear el té del Judo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario