viernes, 15 de julio de 2011

SHIN - El camino del guerrero

  Este es un fragmento del Budo Soshin Shu, de Daidoji Yuzan, un samurai erudito del siglo XVII. Es un texto que trata sobre la moral tradicional de los guerreros Samurai conocida como Bushido, la cual ha tenido gran influencia sobre el espíritu y las costumbres del pueblo japonés.

  «Un Samurai debe custodiar dentro de sí, más que cualquier otra imagen, desde la fiesta del primer día del año hasta el último, el pensamiento de la muerte. Y solo pensando constantemente en la muerte se pueden conservar las dos virtudes fundamentales: la lealtad a su soberano y la piedad filial. Al mismo tiempo, se protege de los vicios y los accidentes, conserva un cuerpo sano y se puede vivir largo tiempo. El carácter se ennoblece. Estos son los beneficios que nos aporta la idea de la muerte. En otras palabras. La vida del hombre, como el rojo crepúsculo, es vacía y efímera. ¿Y hay algo más carente de esperanza que la vida de un Samurai?.

  Sin embargo, muchos piensan que pueden vivir durante mucho tiempo sirviendo a su señor y su familia, y descuidan, entonces, sus obligaciones hacia aquel y hacia estos. Pero, cuando se sabe que la vida puede acabar mañana, que el día presente quizá sea el último en que podrá recibir órdenes de su señor o ver a sus parientes, entonces el corazón se llena de nobles sentimientos. Solo así se puede cumplir con lo que se espera de nosotros.

  Pero si se olvida esta idea sobre la muerte, uno se volverá imprudente y perderá la siempre necesaria modestia; será capaz de pelearse por opiniones contradictorias y poco profundas. Se atacará, en lugar de dejar hablar a los demás. Se mostrará sin recato en los lugares más bajos donde se divierte el populacho. Se confabulará con los bribones, buscará peleas en las que, a veces, perderá la vida. Así se mancha el honor del propio señor y se crea sufrimiento a los padres. Y todo esto es el resultado de una primera imprudencia: haber descuidado el conservar dentro de uno mismo la idea de que la vida es limitada.

  Si piensa constantemente en la muerte, por el contrario, con una fuerte conciencia sobre lo que exige el honor de un Samurai, pensará todas y cada una de las palabras antes de pronunciarlas y aplicará a todas la misma importancia, se preguntará a sí mismo, antes de hablar o responder, si lo que va a decir es verdad. Así no se comprometerá en disputas insensatas ni acudirá a lugares perversos, aunque sea invitado, y tampoco correrá el riesgo de accidentes imprevistos. De este modo se preservará de todos los males.

  Por olvidar el pensamiento de la muerte se comporta en el ambiente de la alta sociedad igual que en la de clase baja; se entrega a la intemperancia; a la comida, a la bebida, al amor y contrae toda clase de enfermedades que pueden ser incurables. Mientras que, pensando siempre en la muerte, un hombre joven, lleno de salud y vigor, cuidará de sí mismo, comerá con moderación, evitará la voluptuosidad y será reflexivo y modesto y, de esta forma, conservará siempre un cuerpo lleno de fuerza y vivirá largamente.

  Pero, si es víctima de toda clase de deseos se convertirá en un avaro que querrá siempre apoderarse de las riquezas de los demás y no querrá darle al otro lo que le corresponde. Su temperamento será el de un plebeyo. Si es consciente de que su vida puede acabar en cualquier momento la avaricia desaparecerá de forma natural. Su carácter no padecerá la envidia y la avaricia, y su personalidad será la de un noble.

  Pero el hecho de mantener en su corazón el pensamiento de la muerte no quiere decir que imite al monge Shinkai, del que habla Yoshida Kendo (1286-1350). El monge Shinkai  esperaba en silencio, sentado en cuclillas, el momento de la muerte. Esta actitud está en completo desacuerdo con lo esencial de la práctica de la moral de Samurai».

Daidoji Yuzan. Budo Shoshin Shu, siglo XVII


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