martes, 22 de noviembre de 2011

SHIN - El único y verdadero camino

"La prosperidad de una nación solo puede conseguirse mediante una población estimulada, y esta vitalidad depende de la formación física y mental de la población. Las naciones poderosas del mundo han explorado todas las vías con el fin de construir su fuerza nacional, y han prestado especial atención a la educación física, buscando promover la vitalidad de sus ciudadanos a través de sus propios métodos exclusivos.

Durante la época feudal, Japón también tuvo su propia y única educación física en  forma de artes marciales. La clase samurai fue entrenada en éstas, y el uso de las artes marciales como el Ju-jutsu, entre otras, fue valorado como el método más apropiado de educación física. Sin embargo, esta forma única de educación física japonesa fue temporalmente desaprobada en la precipitación hacia la modernización que caracterizó la restauración Meiji (1868). Unos diez años después, estos antiguos bienes culturales han sido casi olvidados.

Sería un error culpar de esto solo a la tendencia de los tiempos. Hasta ese momento, el Ju-jutsu estaba dividido en diversas escuelas, y sólo una parte de las enseñanzas se impartían en cada una de esas escuelas. Al objetivo básico del Ju-jutsu se le hizo caso omiso, por lo que los beneficios que se podían obtener eran limitados. En consecuencia, el método de instrucción carecía de una estructura coherente y, de hecho, a menudo era peligroso. Esta situación me causó una gran preocupación. 

Por lo tanto, he trabajado duro en mi objetivo de reformar el Ju-jutsu, y en 1882 tomé lo mejor de cada escuela, sin limitarme a sólo una o dos escuelas, y establecí el Judo Kodokan moderno basado en las enseñanzas científicas y en conformidad con los principios educativos. Es crucial, no sólo insistir en que el propósito del Judo  consiste en entrenar para combatir, que había sido el objetivo de las artes marciales como el Ju-jutsu así como el objetivo primitivo del Judo, sino que su propósito básico es el entreno físico y mental. A través de los años este método y su finalidad son bien conocidos y han fomentado el progreso de las personas de todas las clases. Los que siguen mis enseñanzas están creciendo en número día a día y hay mucha demanda tanto para abrir dojos en escuelas públicas y privadas, ya sea en la ciudad o en el campo, como para encontrar instructores de Judo Kodokan. En la actualidad, tanto en Japón como en el extranjero, se puede ver que se practica con gran entusiasmo el Judo Kodokan.

Desde que se estableció el Kodokan he seguido explicando a los practicantes que en el Judo Kodokan, que es originalmente una enseñanza de las artes literarias y militares, uno debe comenzar con técnica cuando empieza a hacer Judo. Pero muchas personas, a pesar de que avanzan rápidamente con la técnica, requieren una gran dosis de entreno con el fin de alcanzar el punto en que se puede apreciar el Do. Aunque muchas personas tienen interés en ejercer y hacer un estudio entusiasta de sus secretos, por desgracia hay quienes siguen siendo bastante indiferentes a la formación mental. En la práctica del Judo, si la energía no es aplicada para lo mental en particular, este aspecto es probable que sea descuidado. Por lo que deberá proceder, teniendo cuidado con su entrenamiento, y embarcarse en el Do con un compromiso sincero de desarrollar la técnica y la mente.

El principio de Seiryoku Zenyo por lo tanto, debe aplicarse en la formación intelectual, así como al ámbito afín de la educación moral. Estudiosos y educadores han ofrecido diversos argumentos sobre los temas de la formación intelectual y moral de la educación, pero a menudo no han dejado claros sus propósitos, ni está demostrado el equilibrio entre ambos. Por lo tanto, hay varias dificultades en el estudio de un método para la aplicación de este principio. Muchos dicen que el equilibrio entre la formación intelectual y la educación moral no es algo que se pueda cuantificar, y por lo tanto, cosas como la determinación de este equilibrio de antemano es inútil.

Esto es, por supuesto, perfectamente razonable, pero el equilibrio no necesariamente tiene que ser cuantificado. Es decir, el peso relativo de cada uno se pueden comparar, por lo que sugiero que tal vez la formación intelectual se debe destacar más de lo que se hace hoy y que también se debe destacar la educación moral. En consecuencia, podemos lograr que al menos, sea más fácil establecer los objetivos, y una vez que estén establecidos, los medios para alcanzarlos, estos se aplicaran naturalmente.

Comencé este debate sugiriendo que hay que recordar que la formación intelectual implica tanto la adquisición de conocimientos como el cultivo del poder mental, y que no se puede hablar de estas cosas como totalmente independientes, no es menos cierto que muchas personas con una gran cantidad de conocimientos no tienen necesariamente una capacidad excepcional para razonar o enjuiciar. El cultivo de estas competencias no entrañan acabar convertido en un experto, por lo que, de hecho, estas dos cosas pueden ser analizadas por separado. Así, en la educación la cuestión si se debe poner un mayor énfasis en el cultivo de la energía mental o se puede plantear poner un mayor esfuerzo en la adquisición de conocimientos puede plantearse.

Por lo tanto, si nuestro objetivo no es claro, el método no se puede determinar. Una vez que el objetivo ha sido claramente establecido, se puede estudiar cuál es la mejor forma de usar la energía y cómo ponerla en práctica, a fin de lograr el Seiryoku Zenyo

Por lo tanto, concluir que los educadores deben aclarar primero los objetivos de la formación intelectual y enseñar el principio de Seiryoku Zenyo como el método para alcanzar estos objetivos. Paso ahora a la cuestión de la educación moral.

JUDO Y EDUCACIÓN MORAL

En un sentido, la educación moral debe llevarse a cabo bajo el aspecto del conocimiento. Es decir, es necesario conocer intelectualmente lo que está bien y lo que está mal. También es necesario desarrollar la inteligencia para distinguir lo correcto de lo erróneo en varias situaciones complejas. Por ello es necesario enseñar la capacidad de determinar el bien del mal; para discriminar lo que está bien de lo que está mal.

En otro sentido, la educación moral debe llevarse a cabo desde el punto de las emociones. Incluso si usted puede distinguir lo correcto de lo erróneo intelectualmente, si no está capacitado emocionalmente para que le guste lo que es bueno y le disguste lo que está mal, carece de la capacidad de hacer el bien y rechazar el mal. Por lo tanto, si la moral no ésta cultivada tanto intelectual como emocionalmente, no se pueden lograr buenos resultados.

Además incluso si intenta hacer el bien y rechaza el mal, si su voluntad es débil puede ocurrir lo contrario. Por lo tanto el entrenamiento de la voluntad deberá ser también un elemento de la educación moral, una voluntad débil puede resultar una incapacidad para hacer lo que sabes que es correcto, o la incapacidad de prevenir el hacer lo que sabes que es incorrecto.

También es importante no pasar por alto el elemento del hábito. Incluso si usted tiene la intención de hacer el bien, si no ha desarrollado el hábito de hacerlo, sus mejores intenciones pueden ser fácilmente dañadas. Incluso las mejores intenciones de rechazar el mal pueden fracasar si no se ha desarrollado el hábito de hacerlo. Por esa razón, usted debe esforzarse en cultivar buenos hábitos, amar lo que es bueno, y rechazar lo que está mal en la vida diaria.

En caso que se considere de esta manera, la educación moral es un asunto de vinculación de todos estos elementos de tal manera que se pueden obtener resultados. Sin embargo, la cuestión es cuánta atención debemos poner en el cultivo de cada uno de estos cuatro elementos, una vez más, se plantea esto. Así como con la formación intelectual, es imposible determinar el equilibrio cuantitativo. Todo lo que podemos hacer es sugerir que a una cosa se le debe asignar mayor o menor importancia que a otra. En cualquier caso, sin embargo, debemos determinar su importancia relativa y aclarar en la medida de lo posible el objetivo que deseamos alcanzar. Esto es esencial a fin de determinar el método por el cual se puede llegar a ese objetivo.

Así, en la educación moral, al igual que en el caso de la formación intelectual, a fin de emplear Seiryoku Zenyo es fundamental definir claramente los objetivos que queremos alcanzar". 

 Jigoro Kano 1860-1938

No hay comentarios:

Publicar un comentario