Tate-shiho-gatame se basa en el mismo principio que Yoko-shiho-gatame: el control de la línea de las caderas y de los hombros, montando a caballo sobre el oponente. Es fundamental controlar la parte superior del cuerpo de uke y limitar su capacidad de reacción, para este fin existen diferentes variantes: el brazo de uke pegado a la cabeza o el brazo de tori pasando por encima del hombro hasta el cinturón. Para controlar la parte inferior del cuerpo de uke, tori separa sus rodillas y une las plantas de los pies para que todo el peso de su cuerpo recaiga sobre el oponente.
CENTRO PARA LA PRÁCTICA Y DIFUSIÓN DEL JUDO INTEGRAL EN LA CIUDAD DE REUS. C/Balmes n º 21 Reus (Tarragona) Tlf. 617 91 23 14
martes, 27 de octubre de 2009
jueves, 22 de octubre de 2009
TAI - Flexiones de brazo
Este ejercicio es uno de los mejores para fortalecer los músculos del pecho y hombros. Existen muchos ejercicios para pectorales y hombros, pero este sigue siendo la forma más fácil y más eficaz de fortalecerlos en el Dojo, en casa, en el gimnasio, cuando y donde quieras. Es un ejercicio indispensable que no puede faltar en la preparación física de todo buen practicante de Judo.
martes, 20 de octubre de 2009
GI - O-soto-gari (gran siega exterior)
Perteneciente al primer grupo del Gokyo, O-soto-gari es una de las principales técnicas de proyección en Judo. Es una técnica básica y una de las primeras que se enseña a los principiantes, ya que es un movimiento poderoso para la competición y la defensa personal.
1. Desde el agarre básico, Tori inicia el desequilibrio hacia atrás y a la derecha derecha de Uke. Para ello, Tori tira del Hikite de uke y empuja con el Tsurite el cuello y la cabeza de uke.
2. Tori continúa empujando con la mano y antebrazo derecho mientras tira de la manga derecha de Uke con su mano izquierda. Avanza en el sentido del desequilibrio situando el pie izquierdo adelantado y al lado del pie derecho de Uke, separado de este unos 15 cm.
3. Continua el empuje. El pecho y el hombro de Tori deben estar en contacto con los de Uke. Tori hace pasar su pie derecho entre su pie izquierdo y el derecho de Uke, preparándose para segar la pierna de este último con los dedos del pie extendidos.
4. La cabeza y el torso de Tori descienden ligeramente mientras su pierna siega la de Uke (a la altura del muslo). La siega es con la pierna de Tori, el pie no toca a Uke.
5. El pie de Tori no toca el suelo durante la siega, sigue un recorrido desde abajo hacia arriba.
jueves, 15 de octubre de 2009
SHIN - Ukemi: el arte de saber caer
Cuando uno comienza a practicar Judo lo primero que aprende es a caer. Los ukemi, o caídas, son lo más importante cuando se aprende Judo. Si un practicante de Judo no sabe caer deja de progresar, no disfruta de la práctica y se lesiona. Por otro lado, si un practicante no sabe caer no puede pretender tirar con técnica y control.
Para lograr comprender la importancia de las caídas en el Judo, un fragmento de un escrito de Jigoro Kano llamado “Sobre la importancia del Ukemi”:
“Hoy día ya no se ven técnicas tan claramente ejecutadas como solían verse. Casi todos adoptan una postura rígida y defensiva, mostrándose únicamente preocupados por la idea de ganar el combate sin la más mínima aspiración de lograr la superación personal.
El judoka que se propone objetivos altos para el futuro no debe preocuparse por las victorias o derrotas en el presente. El objetivo más importante en el entrenamiento del Judo es desarrollar velocidad y libre movimiento del cuerpo. Si uno entra en una competición con la única idea de no ser derrotado automáticamente el cuerpo se pone rígido y defensivo, lo cual es totalmente inconveniente para lograr una acción rápida y efectiva. En cambio, el judoka que se mentaliza en lograr velocidad y libre movimiento del cuerpo, sin preocuparse realmente en ser derribado, tarde o temprano desarrollará las cualidades deseadas, y será capaz de atacar o defender, según aparezcan las oportunidades.
Para convertirse en invencible el judoka no debe confiarse de su propia fuerza, ya que cuando se enfrente a alguien más fuerte seguramente será derrotado.
Existen muchos métodos defensivos, pero el principal es evadir la fuerza del oponente o cambiar la posición de uno a fin de reducir el efecto de la fuerza aplicada. Otro método es debilitar la fuerza que el oponente intenta aplicar simplemente empujando o atrayendo. Para lograr efectividad en estas acciones defensivas, el judoka debe adquirir un libre y rápido movimiento del cuerpo.
Como siempre he dicho, si uno odia ser proyectado nunca puede pretender convertirse en un maestro. Realizando ukemi tras ukemi, un judoka debe aprender a realizar caídas y a derrotar el miedo de ser proyectado. Entonces, así logrará no tener miedo de ser atacado y será capaz de tomar la iniciativa en el ataque. Sólo siguiendo esta forma de entrenar un judoka puede aprender el verdadero Judo. Shiai (competición) y Randori (combate libre), los cuales son maneras de entrenar, deberían ser conducidos en el camino de desarrollar velocidad y libre movimiento del cuerpo.”
Prof. Jigoro kano (1860-1938)
jueves, 8 de octubre de 2009
GI - Kami-shiho-gatame
Kami-shiho-gatame significa control superior por cuatro puntos. Para ejecutarlo tori se sitúa arrodillado tras la cabeza de uke y pasando los brazos bajo sus hombros le agarra del cinturón por ambos lados a la altura de la pelvis, tira fuertemente de los brazos y hace presión con el pecho sobre la caja torácica de uke.
Las piernas de tori pueden estar, flexionadas o estiradas, apoyándose en los dedos de los pies en el caso de las piernas estiradas. La cabeza no debe rebasar la línea del cinturón de uke y se debe colocar lateralmente haciendo presión sobre el abdomen para mejorar el control.
sábado, 3 de octubre de 2009
SHIN - Jita kyoei (ayuda y prosperidad mutua)
Jigoro Kano (1860-1938)
En 1882, el profesor Jigoro Kano fundó el Kodokan en el que se impartía una enseñanza integral que buscaba la perfección del ser humano en el ámbito físico, técnico, mental y moral.
Según Jigoro Kano, el ser humano ideal debía saber:
- Conservar la salud y las facultades físicas.
"Solamente por medio de la ayuda y las concesiones mutuas, un organismo que agrupe individuos en número grande o pequeño puede encontrar su plena armonía y realizar serios progresos"
El fundador del Judo estaba convencido de que "Jita kyoei" era el mejor camino para la armonía y el progreso en esta disciplina y en la vida en sociedad. Al observar como se aprenden las técnicas nos damos cuenta de que es imprescindible la ayuda y colaboración del compañero de entrenamiento, en cuyo aprendizaje se alternan los roles de atacante y defensor.
Este principio, aplicable tanto en el judo como en la vida diaria, supone un necesario respeto hacia el oponente, hacia el contrincante. El adversario no debe ser nunca considerado un enemigo, porque el adversario es precisamente un compañero necesario para el progreso. Gracias a él podemos mejorar nuestra técnica, nuestra habilidad, al tiempo que él también progresa.
Tanto en el Judo como en la vida diaria, sólo dando y recibiendo, apoyando y siendo apoyados, tirando y cayendo, podemos avanzar y triunfar. Por eso, decía el maestro Kano que el hombre egoísta, aquél que sólo quiere recibir sin dar nada a cambio, no obra en armonía con el principio de "Jita Kyoei" y, más tarde o más temprano, se verá aislado de sus semejantes e imposibilitado para avanzar.
A continuación un cuento que ilustra perfectamente el concepto de "Jita kyoei":
"Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado: Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.
Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente".
Según Jigoro Kano, el ser humano ideal debía saber:
- Conservar la salud y las facultades físicas.
- Vivir conservando una conducta recta.
- Ser solidario y útil a la sociedad.
- Tener voluntad y coraje para superar los obstáculos.
- Ser trabajador y estudioso para progresar.
"Solamente por medio de la ayuda y las concesiones mutuas, un organismo que agrupe individuos en número grande o pequeño puede encontrar su plena armonía y realizar serios progresos"
El fundador del Judo estaba convencido de que "Jita kyoei" era el mejor camino para la armonía y el progreso en esta disciplina y en la vida en sociedad. Al observar como se aprenden las técnicas nos damos cuenta de que es imprescindible la ayuda y colaboración del compañero de entrenamiento, en cuyo aprendizaje se alternan los roles de atacante y defensor.
Tanto en el Judo como en la vida diaria, sólo dando y recibiendo, apoyando y siendo apoyados, tirando y cayendo, podemos avanzar y triunfar. Por eso, decía el maestro Kano que el hombre egoísta, aquél que sólo quiere recibir sin dar nada a cambio, no obra en armonía con el principio de "Jita Kyoei" y, más tarde o más temprano, se verá aislado de sus semejantes e imposibilitado para avanzar.
A continuación un cuento que ilustra perfectamente el concepto de "Jita kyoei":
"Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado: Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.
Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente".
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