sábado, 1 de diciembre de 2012

SHIN - Espíritu de lucha: nunca te rindas

  El Judo es un deporte de combate. Es un arte marcial destinado a derrotar al oponente. Otros propósitos del Judo implican el desarrollo de la fuerza física y el espíritu mental. Pero cuando nos enfrentamos a un oponente, nunca debemos olvidar el aspecto combativo de nuestro deporte. Cuando luchas contra un oponente buscas lanzarlo a la colchoneta para lograr la victoria. Al mismo tiempo, hay que pelear contra uno mismo.

   Si crees que tu oponente es más fuerte que tú y te domina el nerviosismo, o si estás en una posición difícil y sientes que deberías rendirte, entonces para ti será imposible ganar. No tienes que renunciar al combate hasta el último segundo, no importa lo fuerte que sea tu oponente. Debes tener un espíritu de lucha tal que te inste a atacar y atacar de nuevo hasta el final. El espíritu de lucha, dicho simplemente, es la primera cosa que un Judoka necesita.

   Por supuesto, no puedo negar que es posible que sientas ansiedad o intranquilidad antes de un combate. Sentimientos como "No me gusta perder", "Sólo quiero salir corriendo", o "estoy asustado" siempre se sienten en cierto grado. También se experimenta la soledad. Pero lo importante en estos momentos no es dejar de tener miedo a la soledad y dejar de sentir ansiedad o debilidad de voluntad, sino abordar estos sentimientos con un espíritu de lucha feroz y enfrentarte a tu oponente con intención de derrotarlo.
 

Yo experimenté la ansiedad y la superé cuando participé en mi primer torneo nacional de Judo.

   Fue en 1959. Yo cursaba mi último año en la Universidad de Tokio y no era un Judoka conocido. Además, yo era el hombre más pequeño del torneo, pesaba sólo 83 kilogramos y medía 173 centímetros de altura. En esos días, existía la creencia de que ningún recién llegado podría ganar el torneo. Mi oponente en mi primer combate preliminar fue Yuzo Oda, un gigante de 193 centímetros de altura y un peso de más de 100 kilogramos. Oda había sido promocionado como un seguro ganador del torneo, nadie creía que yo tuviera alguna posibilidad de derrotarlo.

  Antes de luchar con Oda estuve mucho tiempo sumido en mis pensamientos. Después de considerarlo bien, decidí que la mejor estrategia sería la de atacar todo el tiempo una y otra vez, sin descanso. Mi idea era la de luchar a "vida o muerte", y tenía la esperanza de descubrir una forma de ganar yendo a la ofensiva, como se sugiere en el antiguo dicho de Japón: "Atacar es la mejor defensa".

   Para llevar a cabo esta estrategia era necesario para mí tener la energía suficiente para poder continuar con mis ataques, así como el espíritu de lucha necesario que me permitiera generar tal resistencia. Por naturaleza, no me gustaba nada ser derrotado, y como había desarrollado mi resistencia durante las sesiones de práctica, ataqué a Oda sin miedo. Como resultado de ello mi estrategia resultó exitosa, y después de luchar durante todo el tiempo gané el encuentro por Yusei-gachi (decisión del juez). Esta fue una victoria muy importante para mí y significó el primer paso hacia la madurez de mi Judo. Además, a partir de esa victoria, mi confianza aumentó considerablemente en lo que respecta a mi idea de que siempre hay que ir a la ofensiva en Judo.

   Después de ganar mi primer combate con Oda, gané todos mis encuentros hasta la final. Y después de vencer a mi oponente en la semifinal, la confianza en mi Judo aumentó aún más. Mi oponente en la final fue Akio Kaminaga, otro hombre que el público pensaba que tenía una buena oportunidad de ganar el torneo. También él había ganado todos sus combates hasta la final.

   En el momento de mi combate con Kaminaga, toda mi energía se había agotado y estaba descansando en el vestuario en un estado lamentable, murmurando palabras en el sentido de no poder ganar. Al oír estas palabras, Watanabe sensei me regañó severamente. Alentado por sus palabras salí al Tatami de competición. Mi encuentro con Kaminaga comenzó con él en una posición dominante, pero a falta de un minuto antes del final volví a centrarme en el combate.

   Me dije a mí mismo, tengo que atacarle con mi Ippon seoi nage antes de se acabe el tiempo. Tan pronto como me agarró Kaminaga le empujé hacia atrás para conseguir romper su postura. Hasta entonces, Kaminaga había frustrado todos mis intentos. Pero esta vez, cuando le empujé hacia atrás, él se movió hacia adelante junto con mi empuje, tomando ventaja de esto ataqué con todas mis fuerzas. El estadio estaba abarrotado, y después de unos instantes el árbitro principal declaró Waza-ari por mi Seoi-nage. Así me las arreglé para remontar desde abajo y ganar el título del torneo nacional de Japón.

   Mi victoria fue el resultado de no darme nunca por vencido hasta el final. Hay algunos Judokas que son muy fuertes durante las sesiones de práctica, pero que no cumplen con sus expectativas en las competiciones. También hay Judokas que en una competición no pueden ejecutar las técnicas que dominan a la perfección en los entrenamientos. El problema radica en la actitud de estos hombres antes de comenzar el combate: se derrotan a ellos mismos antes de entrar en el Tatami. Sólo usando toda tu energía y espíritu hasta el último momento se puede ganar un combate. Estoy más seguro de esto cada vez que veo a Yasuhiro Yamashita.

   Yamashita es uno de mis protegidos. Él es también el que batió mi récord como el Judoka más joven en ganar el torneo nacional de Judo. Yamashita no sólo es un gran hombre, también es un luchador que le gusta entrenar muy duro. Durante la Copa Jigoro Kano, torneo Internacional de Judo celebrado en el Nippon Budokan (Tokio) en noviembre de 1978, Yamashita desplegó un espíritu de lucha tan grande que simplemente abrumó a sus oponentes en su camino por ganar el título de peso Open. Los combates de categoría abierta se llevaron a cabo en el cuarto y último día del torneo. Aparte de Yamashita, los participantes fueron Novikov de la Unión Soviética, ganador del título de peso abierto en los Juegos Olímpicos de Montreal, Rouge (Francia), Adler (Países Bajos), y otros Judokas de alto nivel de todo el mundo.

   En su segundo combate, Yamashita se enfrentó con el gigante ruso Turín. Yamashita tuvo dificultades para conseguir que sus técnicas causaran efecto, debido a que Turín tomó fuertes posiciones defensivas. Yamashita fue derribado y eso le costó un Koka cuando Turín respondió con una técnica después de que Yamashita atacara. Los espectadores de la sala se quedaron sin aliento cuando el Koka fue marcado y todo el mundo pensaba que el aparentemente invencible Yamashita sería derrotado. Pero Yamashita redobló sus ataques en contra de Turín, que mantuvo su defensa con sus largos brazos. Unos segundos antes de que el combate terminara, Yamashita atacó con O-uchi gari para conseguir un Yuko y alzarse con la victoria.

   En la gran final, Yamashita se enfrentó a Rouge de Francia, y aunque las técnicas de los dos hombres eran ineficaces, estaba claro que Yamashita fue el más agresivo y que el combate estaba a su favor. Sin embargo, Yamashita continuó su ataque implacable contra Rouge y justo antes del final del combate lo proyectó con O-soto gari para conseguir un Yuko y llevarse el título. Fue una estrategia brillante por parte de Yamashita.

   En el espíritu de un deporte de combate uno no se da por vencido hasta el final y mantiene una actitud ofensiva sin cuartel contra el oponente. Ten siempre una actitud audaz, ve siempre hacia adelante y enfrenta tus miedos. No importa cuál sea la situación, siempre que tengas un espíritu de lucha fuerte y el deseo de ganar, encontrarás una manera de conseguir la victoria.

Isao Inokuma (1938-2001)


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