Érase una vez, hace mucho tiempo, un hombre que miraba por la ventana de su casa cómo caía una terrible tormenta de nieve. Temía por los árboles de su jardín, que podían resultar dañados con ese mal tiempo.
Dos eran sus preferidos; uno era un frondoso roble, alto y fuerte. El otro era un joven sauce, de delgadas ramas, que se movían con las ráfagas de viento. La nieve caía con fuerza sobre los árboles, amontonándose sobre sus ramas. El hombre confiaba en que la dureza de la madera del roble le haría resistir los embates de la tormenta. Sin embargo, pensaba que el pequeño sauce saldría peor parado.
Observó que las flexibles ramas del sauce se iban inclinando a medida que aumentaba el peso de la nieve que caía sobre ellas. Y cuando el peso era superior a la resistencia de la rama, ésta cedía y dejaba caer la nieve al suelo. Una vez libre del peso, la rama volvía a su posición natural. De ese modo, las ramas del sauce no se rompían sino que cedían al empuje de la nieve, gracias a su flexibilidad.
Por el contrario, las fuertes ramas del poderoso roble no cedían. Su madera era dura, y la nieve que caía sobre ellas se iba amontonando cada vez más. Hasta que llegó un momento en que el peso de la nieve venció la resistencia del árbol, y con un estrepitoso crujido varias ramas, las más grandes, se desgajaron del tronco. Poco después se rompieron otras ramas menores, de modo que el pobre árbol quedó gravemente dañado.
Cuando la tormenta de nieve pasó, el hombre salió al exterior a observar los árboles, maravillado de que la flexibilidad del sauce, cediendo a la fuerza, le permitiera salir indemne; mientras que el roble, que resistió con fuerza el empuje de la nieve, al final resultó destrozado por una fuerza superior. Y de ahí, nació el principio de la no-resistencia, ceder a la fuerza del contrario para vencerle.
Ese es un principio del antiguo Ju-jutsu, y que luego se convirtió en uno de los conceptos esenciales del judo. De hecho, Ju-do significa, literalmente, camino de la suavidad o de la flexibilidad.
KUREBA MUKAE SAREBA OKURU
“Cuando el oponente viene recíbelo, cuando él se va échalo fuera”.